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Historiadores y académicos inauguran el 25° Seminario de Jesuitas

7 de abril de 2022.

El Seminario la Religión y los Jesuitas en el Noroeste Novohispano —coordinado por el Antrop. Carlos Zazueta Manjarrez, director de Acervos Históricos y Biblioteca de El Colegio de Sinaloa— celebró su 25° aniversario como un foro en el que investigadores reflexionan sobre la historia de la Compañía de Jesús en la región del noroeste. La transmisión de la primera jornada fue realizada el miércoles 6 de abril, a las 10:00 hrs. (horario del Pacífico), por el canal de YouTube institucional.

Moderada por el Dr. Pedro Pablo Favela Astorga, en la primera sesión en línea participaron las académicas: Julieta Pineda Alillo, María del Consuelo Maquívar, María del Rosario Soto Lescale y Malinalli Hernández Rivera.

Los jesuitas y la evangelización de las personas esclavizadas de origen africano en Nueva España: Dra. Julieta Pineda Alillo.

La Dra. Pineda explicó que su trabajo se origina a partir de un estudio sociodemográfico que hizo sobre la población esclavizada de origen africano en un ingenio azucarero en Xochimancas en Cuautla de las Amilpas (estado de Morelos) y en unas haciendas jesuitas del Colegio de Tepotzotlán. Por su parte, detalló que algunos estudios privilegiaban en el análisis de las cofradías de negros y mulatos —como se les llamaba— la integración a la sociedad cristiana y a la formación de identidades. En ese contexto, Julieta Pineda analizó la actitud de la Compañía de Jesús en el ejercicio evangelizador de los esclavos.

Señaló como dos elementos fundamentales: la estructura, misión y universalidad de la Compañía de Jesús y, por otro lado, el desarrollo de las personas africanas y sus descendientes en el Virreinato durante 1572 a 1767. Entre diversos aspectos, abordó la segregación entre indígenas y africanos de parte de los jesuitas, ejemplificó que se repartía la enseñanza de la doctrina a cada grupo para evitar la mezcla: “un probable resultado de ese cierto control social, que también implicaba el adoctrinamiento, fue que en las haciendas jesuitas hubo un autoabastecimiento de esclavizados porque se casaron entre ellos; pero tampoco podemos desestimar la participación activa de los esclavizados al querer identificarse por medio del matrimonio con su propia población”, comentó la académica.

Aproximación a la correspondencia de san Ignacio de Loyola: Dra. María del Consuelo Maquívar.

Para iniciar, la Dra. Maquívar mencionó que el trabajo parte de la relevancia que ha tenido el estudio de la correspondencia ignaciana, la cual se compone de aproximadamente 7000 cartas. Destacó que éstas permiten no sólo conocer más al santo de Loyola, sino también hechos, personajes con los que tuvo contacto y, sobre todo, cómo se dio el fortalecimiento de la Compañía de Jesús en una de las épocas más convulsas de la Iglesia católica, debido a la expansión de las ideas luteranas. Asimismo, desglosó cuestiones tales como: si el propio san Ignacio escribió las cartas o tuvo ayuda, el lenguaje utilizado en cada contacto, si tuvo o no correspondencia con mujeres y los asuntos más recurrentes, entre otras.

Habló sobre las personas con las que el santo tuvo correspondencia como Francisco de Borja, Isabel Roser, sor Teresa Rejadell y Felipe II (en ese entonces príncipe de España), por mencionar algunos. De la misma manera, Consuelo Maquívar concluyó que el éxito de la Compañía se debió a la comunicación que mantuvo san Ignacio de Loyola con los integrantes de la orden: “Es un hecho que, gracias a estas comunicaciones hechas por correspondencia escrita, san Ignacio de Loyola supo cómo se desempeñaba cada uno en su labor misionera, cómo marchaba el conjunto de sus congregados, cuáles eran los problemas que había que enfrentar, cuáles eran las soluciones posibles, cómo se encontraba cada uno desde el punto de vista anímico, espiritual e inclusive físico”.

La integralidad de la educación jesuita en la época colonial: Dra. María del Rosario Soto Lescale.

La Dra. María del Rosario Soto expuso que existen los tres tipos de educación de la Compañía de Jesús: la educación formal, que corresponde a los colegios para criollos; la obra de evangelización; y la educación no formal, es decir, la aculturación de la sociedad novohispana en todos sus niveles y todos sus testamentos. De la misma forma, enfatizó en las fundaciones de los jesuitas: el hospicio, la residencia, el seminario, el colegio y un colegio máximo, el cual era la cabeza de todas las fundaciones jesuitas, ya que controlaba desde el abasto hasta la información de todas las fundaciones incluyendo las misiones.

Explicó que todas las fundaciones empiezan de un hospicio —hospedaban a las misiones en sus viajes largos— y cuando éste logra permanecer se convierte en residencia; si la residencia llega a aumentar su población entonces asciende a un seminario (convictorio). Es en el siglo XVII que los seminarios se distinguen como alojamientos para los pensionistas de los colegios jesuitas (casa de pensión), y el colegio el lugar donde se imparten clases. Señaló que en los colegios para criollos también admitían indígenas —hijos de caciques— en salas separadas con las mismas actividades. A finales del siglo XVI, los colegios para misiones sirvieron para la pacificación de las tribus del norte, siendo el primer caso el de San Luis de la Paz en Guanajuato, concluyó la investigadora.

¿A dónde fueron Los Libros Peregrinos? Reflexiones en torno a las rutas de dispersión de las Bibliotecas Jesuitas, después de 1767: Dra. Malinalli Hernández Rivera.

La Dra. Malinalli Hernández reflexionó sobre la existencia de unas rutas transversales que permitieron la redistribución de los libros confiscados a los jesuitas a partir de 1767. Explicó que con la intervención de las autoridades locales en la expulsión de los jesuitas, se dieron formas alternativas para que los libros subsistieran y así las bibliotecas continuaran su tránsito de manera inesperada. A razón de que los libros siempre estuvieron dentro de la visión de la monarquía por su contenido de gran valor.

A partir de 1767, se dan tres momentos definitivos en la distribución de los libros de la Compañía: el primero es conocido como secuestro —que viene acompañado a la expatriación— implica la toma física y material de las propiedades de la Compañía. El segundo momento es la desamortización que no sólo se trata de la asignación de bienes, sino de los intentos de la monarquía por obtener una especie de remuneración económica o comercial. El tercer momento es la redistribución, donde se facilita una serie de medios en los que los antiguos bienes de la Compañía son reasignados a una serie de propietarios, esto permitió que siguiera circulando y produciendo un tipo de beneficio para el rey y sus vasallos.

Concluyó que mientras los libros fueran un bien preciado dentro del sistema de pensamiento de la preilustración o de la Ilustración, seguían siendo un bien en circulación y que este gran desastre bibliográfico pueda observarse como una posibilidad de recircular y crear nuevas bibliotecas.

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