11 de octubre 2021
La vida que hubo en Culiacán de 1920 a los 1970 es parte de nuestra historia, donde la casa de El Colegio de Sinaloa es el objeto central en todo momento expresó, la Mtra. Amanda Liliana Osuna Rendón —profesora del ITESM— quién impartió el tema: Si las paredes hablaran. Historia del edificio sede de El Colegio de Sinaloa, como parte del ciclo Diálogos, el viernes 8 de octubre a través de plataformas de streaming YouTube y Facebook institucionales.
Amanda Osuna mencionó que el resultado de esta investigación surgió de quién y cómo se hizo esta casa sede, para ello, definió que la estructura de una casa es la cosmovisión de un sistema de creencias de una determinada época en la cual construcción y relaciones humanas inciden unas sobre la otra y se encuentran estrechamente entrelazadas.
La investigadora inició con la historia de la finca de la casa, donde su primer registro data a 1862 que pertenecía a las hermanas Virgen, Benigna y Gaspara Zazueta desde hacía ya 50 años y, mediante un contrato de compraventa, en 1873 pasa a manos de Francisca Guadalupe Elenes.
Asimismo, abordó el periodo de gobierno de Cañedo y del Ing. Mariano Martínez de Castro cuando se empezó a modernizar la cuidad, donde la zona poniente significó la construcción de la Plazuela Rosales en 1880; señaló que todo este proceso de mejora de la ciudad coincidió con el Colegio Civil Rosales —hoy lugar de El Colegio—. Un año después, en 1874 se vendió a Francisco Andrade, y en 1895 por disposición testamentaria pasó a manos de Bárbara Cañedo y es ella quien en 1901 vendió la casa a Rómulo Rico, quien es el que le da la fachada la estructura que se conoce hoy en día.
Entre los aspectos que revisó se encuentran las características del solar como sus dimensiones, así como la distribución y la forma de la casa. Indicó que Rómulo Rico fue quien inició la construcción de casa, y quien la terminó y habitó durante 40 años fue el Lic. Francisco de Gutiérrez y su familia.
La investigadora explicó dos razones por las cuales el acomodo de la casa se modificaba por cuestiones de fiesta o velorio; para las fiestas especiales la casa se vestía de manteles largos o el viernes de Dolores para celebrar los santos o bien el 10 de octubre. Así, dos grandes cambios que sufrió la casa fueron los 15 años de Martha Ofelia y la boda de Edgardo del Rincón y Martha Ofelia.
Para finalizar, Amanda Osuna comentó que, tras la muerte de Doña Juana María de los Dolores Hernández, viuda de Gutiérrez, en 1982 la casa pasó a manos del Gobierno del Estado, y posteriormente lo otorga a comodato a El Colegio de Sinaloa, pasando a convertirse en el logotipo e ícono de una institución encargada de la divulgación del saber y la cultura del Estado.