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Más del 60 por ciento del agua potable proviene de aguas subterráneas en México: Ma. Aurora Armienta Hernández

23 de marzo 2021

En el marco del Día Mundial del Agua, la Dra. María Aurora Armienta Hernández disertó la conferencia: Reflexiones sobre la calidad del agua, actividad coordinada por El Colegio de Sinaloa y el H. Congreso del Estado de Sinaloa, el martes 23 de marzo del presente año, donde la Dra. Armienta compartió ideas y reflexiones sobre la calidad del agua, así como la importancia de conservarla y mejorarla.

Destacó que el agua es un recurso fundamental que está presente directa e indirectamente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por la ONU: el agua limpia, el saneamiento para la salud —como es en el caso de esta pandemia— para el bienestar de las personas, es indispensable para la vida en los ecosistemas terrestres y submarinos, entre otras que mencionó.

La investigadora planteó que el agua renovable per cápita es muy grande, mayor a 10 mil metros cúbicos por habitante por año en Sudamérica, Canadá y parte de los países europeos. En México es de 1 700 a 10 000 m3, aunque se considera un poco menor, es mejor que los países africanos donde es menor a 500 m3. De igual manera, mostró el grado de presión de los recursos hídricos, en el caso de México es bajo el nivel de estrés, sin embargo, dentro del país hay grandes diferencias en lo que tenemos disponible y lo que podemos utilizar para las diferentes actividades.

Para el caso de Sinaloa, explicó que el agua dulce proviene principalmente de aguas superficiales como los ríos —11 ríos— y presas en el Estado; señaló algunos de los ríos más caudalosos en el noroeste, entre ellos el río Fuerte y río Presidio, así como presas importantes. De la misma manera, agregó que las aguas subterráneas, en algunas zonas, son la principal y casi la única fuente que puede utilizarse como agua potable o para riego.

La Dra. Armienta dijo que la contaminación de los ríos es de tipo orgánico e inorgánico. Puntualizó que su área de especialidad son los contaminantes inorgánicos presentes en las industrias, residuos de las ciudades, actividades agrícolas, entre otras.

La Comisión Nacional del Agua (CNA) analizó en 2018, principalmente en los ríos, la DBO, la cual es la cantidad de oxígeno necesaria para la oxidación bioquímica de los compuestos orgánicos, se utiliza para medir el grado de la composición. Añadió que, en el país, en niveles de DBO 53.6% es excelente, el 12.9%, buena calidad, el 23.0% aceptable, 7.0% contaminada y 3.5% fuertemente contaminada. La mayor afectación de la calidad el agua por este parámetro está en el centro del país.

Otro parámetro, es la DQO, la cual refiere a la cantidad de oxidante que reacciona con la muestra bajo condiciones controladas, y mide la cantidad de materia orgánica e inorgánica que se puede oxidar. Aquí el agua de buena calidad es apenas del 19.1%, 28.9% en comparación con DBO. La diferencia principal es que en la DBO sólo se detecta el material orgánico degradado biológicamente o que es biodegradable, mientras que en la DQO se busca la oxidación completa de la muestra, de manera que todo el material orgánico, biodegradable y no biodegradable, es químicamente oxidado. Para una muestra dada de agua, el valor de DQO siempre ha de ser mayor que el de DBO por la demanda química de oxígeno.

Comentó que otros contaminantes en los ríos son los metales, algunos necesarios para nuestra vida en cantidades limitadas, por ejemplo: zinc, manganeso, hierro; etcétera, y los no esenciales que no tienen beneficio a nuestro organismo como el cadmio, níquel y plomo.

En cuanto a las aguas subterráneas, la investigadora señaló los diferentes tipos de problemas de contaminación de este tipo de aguas, así como sus causas y consecuencias. Dentro de los problemas están la contaminación de acuíferos por actividades urbanas, industriales y agrícolas; por contaminantes patógenos, nitratos, cloruro, arsénico, metales pesados, pesticidas, entre otros. La contaminación de las cabeceras de pozos por su inadecuada construcción ocasiona el ingreso directo de agua contaminada; la intrusión salina que fluye a acuíferos de agua dulce a causa de la extracción excesiva; y la contaminación natural dada por la evolución química del agua subterránea y la solución de minerales, tales como hierro, flúor, sulfato, magnesio y arsénico, entre otras especies inorgánicas.

La Dra. Ma. Aurora Armienta comentó que lo anterior resulta muy importante puesto que “más del 60 por ciento del agua potable proviene de agua subterránea de 653 acuíferos, y lo que se ha encontrado como contaminación es la intrusión salina, nitratos, coliformes, arsénico, flúor, hierro, manganeso y cobre, principalmente”.

Con respecto al arsénico (As) señaló que es uno de los elementos tóxicos con más efectos nocivos para la salud. La Dra. Armienta dividió los efectos del arsénico entre carcinogénicos y no carcinogénicos, donde se incluyen problemas en la vejiga, riñones, pulmones, hígado y piel en la primera clasificación; problemas gastrointestinales, neurológicos, inmunológicos, reproductivos, pulmonares, entre otros, en la segunda clasificación. Debido a los efectos que ocasiona existe una normatividad para las concentraciones normales de arsénico, la Organización Mundial de la Salud estableció 0.01 mg/L, mientras que en México es de 0.025 mg/L.

También agregó que en México los minerales con arsénico son muy abundantes, los principales son la mimetita, arsenopirita, tenantita, escorodita, y demás. Como dato comentó que el primer lugar donde se encontró una afectación en los pobladores por tomar agua con arsénico fue la Comarca Lagunera en 1958.

La Dr. Armienta indicó que otra de las fuentes contaminantes es la minería, teniendo México más de 400 años en esta práctica. Expuso el caso de Zimapán, Hidalgo lugar donde realizó parte de sus investigaciones, donde se detectaron altos índices de arsénico alcanzando un máximo de 1.2 mg/L en uno de los pozos. Clasificó las fuentes de contaminación en naturales, donde entra la mineralización que afecta a los pozos profundos, y en antropogénicas, donde los jales y humos de las fundidoras contaminaban las norias. Además, dijo que parte de la solución que le están dando a Zimapán es la instalación de una planta de tratamiento para el agua del pozo más productivo y otras más pequeñas en otros dos pozos.

Por otra parte, el flúor (F) es otro contaminante muy importante que está presente de manera natural. Este puede ocasionar problemas en los dientes y a nivel óseo. De igual forma, mencionó que la norma de flúor para agua potable en el país es de 1.50 mg/L. Asimismo, en el caso de este contaminante el estudio de la Dra. Armienta se concentró en San Luis Potosí.

Posteriormente, la investigadora presentó el código de colores establecidos por la Comisión Nacional del Agua (CNA) en 2019 que mide la calidad del agua subterránea a través de un semáforo. El color verde corresponde a sitios que cumplen con 14 parámetros analizados, amarillo para sitios que no cumplieron con algunos de estos parámetros como: alcalinidad, conductividad, dureza, sólidos disueltos totales, etc. Y el color rojo, donde ya existirían problemas para la salud por la presencia de fluoruros, coliformes fecales, nitrógeno de nitratos, arsénico, entre otros. En la muestra a nivel nacional, en la que se contaron 1292 sitios, la mayoría corresponde al color rojo, no obstante, en Sinaloa con una muestra de 44 pozos la mayoría se encuentra dentro del color verde.

Como último punto señaló, a través de mapas, las plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas residuales que hay dentro del país y que resultan importantes para eliminar los contaminantes ya expuestos. Como ejemplo, en Chihuahua se establecieron plantas de ósmosis inversa para que las personas de las zonas afectadas puedan proveerse de agua potable.

La Dra. Ma. Aurora Armienta concluyó con cinco reflexiones fundamentales respecto a la calidad del agua: la cuantificación de los niveles de los contaminantes y su distribución tanto en aguas superficiales como en aguas subterráneas; identificar el origen de estos contaminantes, igualmente determinar cómo se movilizan en el ambiente, evaluar el riesgo que significa consumir esa agua o regar con ella, y finalmente desarrollar alternativas para eliminar los contaminantes.

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