13 de agosto 2021
Partiendo de la pregunta ¿cómo se vincula a la mujer con la moda?, la Mtra. Martha Sandoval Villegas dialogó sobre el tema: Mujeres: víctimas favoritas de la moda, el caso de la Ciudad de México en el siglo XVIII, dentro del ciclo Diálogos en El Colegio de Sinaloa, este viernes 13 de agosto, a través de sus plataformas digitales.
Martha Sandoval enfatizó que su tesis versa sobre la vestimentaria en la Ciudad de México en el siglo XVIII, donde mencionó que la moda se le ha atribuido a la mujer, es decir, se han referido a la mujer como la principal culpable por su género de tener una predilección natural a la moda.
Señaló que el concepto de moda está anclado en el cambio constante en busca de las novedades, es la característica que diferencia a la moda de la indumentaria y define la indumentaria como un traje más estable, más tradicional, más militar o uniformes en general que tienen una estabilidad mucho mayor que la moda. Asimismo, mencionó que el destino de la moda es nacer e inmediatamente morir y dar paso a otra, que es como la lógica de la palabra moda.
Posteriormente, habló de una ley muy antigua de 1639 que explica la prohibición del guarda infante (faldilla que sostiene los trajes sumamente amplios) y jubón escotado (blusa escotada), menos para las prostitutas con licencia para ejercer y sin embargo hasta la realeza los usaba. Esto nos indica que las leyes suntuarias, pragmáticas y otros tipos de instrumentos jurídicos como los bandos e incluso los sermones de los curas no son muy atendidos por la población, lo que generalmente no influía ningún tipo de efecto en materia de moda.
A través de distintas pinturas de la época, nos permitió saber cómo vestían las mujeres a la moda, enfocándose en los coloridos vestidos, brocados y enseres de esa época. En su análisis compartió un cuadro de vanitas de Tomás Mondragón, Alegoría de la muerte (1856), en el cual invita a reflexionar lo pasajero que es la vida recordando a las mujeres que no tiene mucha importancia poner su corazón y amor en las cosas terrenales. Asimismo, observó cómo la mujer, por un lado, se encuentra perfectamente vestida y, por otro, muestra al esqueleto que todos llevamos dentro y que alguna vez llegaremos a ser: “la portadora de la vanidad”.
La maestra Sandoval también hizo referencia de cómo los hombres se están adornando tanto como las mujeres en estos dos siglos XVII y XVIII, aun con ello varios autores enjuician principalmente a las mujeres, a excepción de Escaray que no se le escapan los hombres. Explicó cómo en la segunda etapa de la Edad Media se dividió el traje femenino del masculino tanto que el masculino comenzó a ser una prenda difurcada, calzas o pantalones se dividirá, completo, pero que, en cuestión de lujo, de adorno, de arreglo personal casi es lo mismo. En cambio, cuando el atuendo masculino se acerca poco o mucho al femenino ahí es donde es pecado que los hombres se arreglen tanto como las mujeres.
Martha Sandoval concluyó explicando que la moda no siempre ha sido femenina sino de todos los géneros; ahora que estamos más abiertos a hablar de estas preferencias, todos somos participes de la moda, unos de una manera y otros de otra. El enjuiciamiento que ha tenido a la mujer es histórico y tiene razones muy profundas en el pasado de los prejuicios y la manera que fue relegada del quehacer de la moda sobre todo en Nueva España, causando gran revuelo al grado de ser llevadas a la Inquisición. Nos dice: “en esto de la moda todos participamos, quien diga que no, miente”.