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La música de Manuel de Sumaya se interpreta más en el extranjero que en su propio país: Aldo Rodríguez

4 de diciembre 2020

El maestro Aldo Rodríguez explicó que desde que conoció la música de Manuel de Sumaya se tornó muy importante en su carrera ya que fue su tema de tesis, aseguró estar convencido de “que hay que entender nuestro pasado para comprender nuestro presente y avizorar nuestro futuro”, sentenció al presentar el tema: Manuel de Sumaya (1680-1756) Compositor Novohispano, como invitado en el programa Diálogos en El Colegio de Sinaloa, el viernes 4 de diciembre de 2020, que se transmitió a través de las plataformas streaming de YouTube y Facebook institucionales.

El compositor-artista visual explicó que el primer libro que se publicó sobre Sumaya, un compositor novohispano que se destacaría de los compositores conocidos de esa época, fue en los años 40 del siglo pasado y algo que descubrió y le sorprendió fue que la música fuera cantada en español, que era la lengua popular –la lengua del pueblo— no en latín como se acostumbraba en aquella época. Dijo que las nuevas generaciones deben conocer la historia musical de esos hombres que entregaron su vida y su obra para crear música de alto nivel.

El maestro Rodríguez, para poner en antecedentes al auditorio dijo que este compositor novohispano vivió entre 1678 y 1755 –se desconoce la fecha exacta de su nacimiento—; sin embargo, se cree que nació en la ciudad de México y murió en Oaxaca, donde reposan sus restos. Lo interesante es que tiene varias actas de nacimiento, no se sabe si fue criollo o nativo, es parte del misterio en torno a esta emblemática figura, indicó.

Al hablar del desarrollo musical de la época se debe tener en cuenta que en el ámbito musical se le da seguimiento al modelo español, explicó el Mtro. Rodríguez: “las catedrales se convirtieron en ejes importantísimos para la cultura político-social, para la vida, y obviamente en el ámbito musical se siguió el modelo español. La música novohispana es una música con una función social muy específica, en donde fusionó, transformó y enriqueció con lo que ellos traían del viejo continente y se adaptó a estos nuevos territorios”.

Sumaya, explica Rodríguez, fue un cantor, compositor, organista y director de coro novohispano, que suele ser considerado el representante más prolífico del barroco musical en el continente americano y posiblemente el más famoso de los compositores mexicanos de la época colonial de la Nueva España. Sumaya es el representante del barroco novohispano y recientemente ha tenido una gran difusión en todo el mundo gracias a una agrupación norteamericana que produjo un par de discos hace unos 30 años aproximadamente, que dieron la vuelta al mundo. Dijo que la música de Sumaya conquistó en Francia, España, Italia y Estados Unidos, por lo que lamentó reconocer que la música de Sumaya se interpreta más en el extranjero que en su propio país.

La música de Sumaya es compleja, tan compleja como una obra de Johann Sebastian Bach, aseguró el maestro Rodríguez; sin embargo, afirmó que es una obra que se tiene que estudiar y se tiene que reinventar, reorquestar. El compositor novohispano tuvo una carrera musical enteramente catredralicia. En 1690 ingresó a la capilla musical de la Catedral de México como ayudante de coro y poco después de 1708 el consejo lo eligió como asistente del maestro de capilla.

Aldo Rodríguez narró que la obra de Sumaya poco a poco fue ganando reconocimiento ya que fue uno de los primeros en crear un espectáculo o una ópera en todo el sentido de la palabra —ya había escrito El Rodrigo que era un drama con música― pero en 1711 Sumaya escribe La Parténope, –basada en el libreto de Silvio Stampiglia—. Esta obra fue estrenada en el palacio virreinal en honor a Felipe V, es una obra de la que se tiene sólo unas copias, unas hojas nada más, reconoce el maestro Rodríguez, sin embargo, las reacciones de la época dicen que fue todo un acontecimiento, fue la primera ópera mexicana y la segunda compuesta en América, según El morado de la rosa, de Tomás de Torrejón y Velasco (1644-1728).

Para concluir, el maestro Rodríguez señaló que para 1739 Sumaya va a Oaxaca, invitado por el obispo Montaño y allá realizó sus mejores obras y compuso mucho de lo que hoy en día se considera su columna vertebral musicalmente hablando: los villancicos. Así que entre 1745 y 1755 Sumaya dirigió la Capilla musical de la Catedral de Oaxaca “alcanzando un esplendor inusual”. Murió el 21 de diciembre de 1755.

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