26 de septiembre de 2024.
- El Cona(h)cyt que termina fue el peor de su historia, coinciden académicos.
Publicado en revista Crónica el 25 de septiembre de 2024, por Isaac Torres Cruz.
En 2021, apenas a mitad de sexenio, Rafael Bojalil, investigador de la UAM y ex miembro del equipo de Elena Álvarez-Buylla, me dijo en entrevista que la administración que ahora se extingue era “de lejos”, la peor que había tenido el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) desde su creación, institución que en diciembre habría cumplido 54 años. Será reemplazada por la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, anunciada por Claudia Sheinbaum y que encabezará Rosaura Ruiz.
Raudales de cismas y problemas de este gobierno en materia de política científica fueron documentados por “Crónica” este sexenio, pero regresamos a la pregunta hecha a Bojalil hace tres años, pero ahora, realizada a otros académicos que fueron actores de los embates de la institución que encabezó Elena Álvarez-Buylla: ¿cómo calificaría esta administración en la historia del Conacyt?
“Como la peor, tajantemente. Al definirla como la peor agregaría que también fue la más decepcionante”, señala Antonio Lazcano, profesor de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional. La administración de Álvarez-Buylla “termina debilitando ante la sociedad mexicana y sus distintos sectores, como el académico y el científico, la imagen de necesidad de un cambio o de una transformación. Es la peor que hubo y vaya que la competencia puede ser dura”.
Sobra decir que Álvarez-Buylla “no tendrá lugar en el próximo gobierno” —“reconocen que es una catalizadora de conflictos”—, por lo que regresa a la academia “de la que no debió salir”, añade el biólogo.
“No quisiera estar en su pellejo, porque hay resentimientos y enojos de mucha gente y, aunque tiene algunos seguidores, se quedarán en la orfandad declarativa (…)
“No sé cuál sea su plan personal, me tiene sin cuidado, porque tiene plaza en la UNAM y todo el derecho a regresar, el resultado de eso dependerá de su capacidad para relacionarse con estudiantes y colegas de manera distinta. Tampoco perdamos de vista que regresa a una de las instituciones que más daño hizo”.
Gabriela Dutrénit es investigadora de la UAM Xochimilco y fue ex coordinadora del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), vínculo por el cual fue una de las 31 personas entre científicos y administrativos acusados por “delincuencia organizada” por la Fiscalía General de la República (FGR) tras la denuncia conjunta con el Conacyt, que agregó una “h” de “humanidades” a su nombre.
“Sin duda es la peor en la historia del Consejo. Todas las gestiones trataron de avanzar, aunque fuera un poco, pero en esta la mayor parte de lo que sucedió son retrocesos”.
Matices
Edgar Guerra y los otros entrevistados recordaron los desaciertos de este Conacyt con “h” en una serie de fin de sexenio publicada en “Crónica”. El joven académico es miembro del programa Investigadores por México y del sindicato SIINTRACATEDRAS y matiza su respuesta a la pregunta.
“La nueva administración entusiasmó a muchas personas que la avalaron en su momento, pero ha quedado mucho a deber en temas de financiamiento (…) No hubo política pública, pero sí mucha ideología y polarización, en vez de las políticas sustantivas que se tradujeran en fortalecimiento institucional y construcción entorno científico productivo”.
Octavio Paredes es investigador emérito del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN, fue presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. Desde muy joven, relata, ha estado interesado por aspectos de la política científica y ha tenido relación con sus actores, entre ellos directores de Conacyt.
“Uno ha conocido los vaivenes de la ciencia mexicana, sus características y tratado de estar informado del asunto (…), francamente da tristeza la forma en cómo se ha manejado la política científica de México en el último sexenio”.
“La respuesta a su pregunta es: Estamos francamente reprobados, la menor calificación posible a Conacyt tenemos que otorgársela a este sexenio, no sólo a la directora, sino a varios componentes de la institución, aunque hay personas más responsables que otras. En la historia del Conacyt, no habíamos tenido una administración con tantas limitaciones e interacciones inadecuadas como la reciente. Pero no nos quedemos en eso, aprendamos de lo que no hemos hecho bien en este y otros sexenios”.
El Premio Nacional de Ciencias enfatiza además que, el sector académico también debe ser autocrítico y reconocer que también tiene errores. “Es importante tener autocrítica, que no practicamos con frecuencia”.
La historia del Conacyt al que le agregaron una efímera «h» culmina con el cambio de gobierno. Las expectativas son altas, «pero la vara quedó baja» para la próxima administración, me dice una académica de SIINCATEDRAS.
«Cualquier cosa es mejor que Álvarez-Buylla», me dijo a su vez Lazcano. «Pero bueno, hay mejores a mejores».
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